jueves, 10 de septiembre de 2009

LA REFORMA AGRARIA DE SARMIENTO

Hector Raul Sandler, Profesor Consulto, Derecho, UBA

Alberto Palcos, con cuya cita inicia su libro Natalio J. Pisano La Politica Agraria de Sarmiento, sostuvo un concepto tan importante como poco difundido, por no decir ignorado en nuestra sociedad. Por la gente común y, para desgracia de todos, por sus dirigentes gremiales, culturales y políticos. Decía Palcos: “El título que mejor le cuadra (a Sarmiento) es el de civilizador”.

Esta definición le lleva a decir a Pisano: “He meditado mucho sobre esta precisa calificación y hoy, concluida ya mi investigación sobre un importante aspecto de la vida del sanjuanino, la prefiero al de El Maestro de América. Ésta importa una definición ceñida al aspecto docente de su obra. La otra alude a un campo más amplio, que comprende al educativo. Sarmiento educa para civilizar y civilizar es crear riqueza – la riqueza del suelo – y emplearla para elevar culturalmente a la sociedad. Como se apreciara con la lectura de este libro, una de las bases fundamentales de Sarmiento fue la enseñanza agrícola , con el ánimo de transformar la inmensa pampa poblada de ganado poco menos que cerril, en una llanura productora de mieses en la cual tuvieran cabida también las estancias prolijamente organizadas y las granjas. Crear, en suma , un país productor convenientemente organizado”.

La expresión de Pisano “enseñanza agrícola” puede inducir a error al lector si piensa que solo se trata del adiestramiento para practicar la agricultura. Claro que Sarmiento la predicaba por doquier. Pero aquella expresión era mucho más amplia y profunda y justifica el subtitulo de la obra de Pisano: “La lucha contra el latifundio”• Este titulo revela la voluntad de reformador agrario y democrática de Sarmiento.

Fueron sus ideas y voluntad dirigidas constantemente a actualizar la reforma agraria pergeñada por los patriotas de Mayo, aunque con otras instituciones y métodos. La innoble utilización de la noble ley de Enfiteusis por parte de unos pocos acaparando el territorio del pais, lo llevó a pensar en otros caminos. Como hombre inteligente leía los frutos de la experiencia, pero jamás dejo de ser un reformista agrario.

Tras su visita a los EEUU de Norteamérica donde vio de manera directa los beneficios del fácil acceso a la tierra por parte de los inmigrantes, cuando acompañaba como “boletinero” al Ejercito Grande de Urquiza, quedó embelesado con las chacras de Chivilcoy. Electo Presidente en 1868 y antes de asumir, regresó a este pueblo para pronunciar su poco recordado discurso propio de un reformador agrario:
“Digo pues a todos los pueblos de la república que Chivilcoy es el programa de gobierno del presidente Domingo Faustino Sarmiento. Decidles a mis amigos que no se han engañado al elegirme presidente de la república, por que les prometo hacer cien Chivilcoy en los seis años de mi gobierno, con tierra para cada padre de familia, con escuelas para sus hijos. He aquí mi programa de gobierno y si el éxito corona mi esfuerzo, Chivilcoy tendrá parte en ello, por haber sido el pionero que ensayo con mejor espíritu la nueva ley de tierras, y ha estado demostrando que la Pampa no esta condenada, como se pretende, a dar exclusivamente pasto a los animales, si no que en pocos años ha de ser luego asiento de pueblos libres, trabajadores felices.”
No pudo cumplir su palabra. No por incapacidad ni por falta de voluntad. La resistencia que le opusieron los “dueños de la tierra” de entonces, pudo más que él. No fue el único que vio frustrada su voluntad por igual obstáculo. La sufrió nada menos que ese otro demócrata – el presidente Roque Saenz Peña - a quien se recuerda por su ley electortal, pero se ignora de modo llamativo su proyecto de ley de impuesto a la tierra libre de mejoras como principal recurso del Estado. Tuvo entrada para su tratamiento en el Congreso antes de morir. Éste aprobó la primera , pero cajoneó la segunda.
Un claro testimonio de Sarmiento reformador agrario lo dan tambien estas palabras suyas:

"El gran sistema de colonización consiste simplemente en tener depósitos de tierra para las generaciones que vienen más tarde, para que cada uno tenga su derecho a pisar el suelo y a poseerlo. "¿Cómo puede, pues, la República Argentina prolongar por más
tiempo este estado ruinoso y que la está desacreditando por todas partes? " ¿Es posible que nuestra corriente de inmigración cambie de rumbo porque desespera?
"Hace un año, señor presidente, que se ha estado dividiendo la tierra en lotes de población y de ciudades en torno de Buenos Aire; a especuladores que compran terrenos por uno para venderlos por cien, en pedacitos de tierra en que a penas se puede meter un hombre y poner una casa. Pero ese inmigrante para comprar ese pedacito de
tierra necesita haber residido en la República Argentina diez años enriqueciéndose hasta ponerse a la altura de la explotación más vergonzosa ...
Todas las propiedades del país, como las de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, están ya poseídas, y no es cuestión hoy día de ir a cambiar la legislación antigua y los títulos de propiedad. Pero si tenemos tierras no poseídas por nadie todavía, no debe perderse una hora, un momento, sin ponerla a disposición de aquellos que han de venir a poblarla. La naturaleza misma está indicando que la inmigración debe venir a poseer el suelo; y poblar la tierra, no es otra cosa que continuar la regeneración de nuestras razas indias con las nuevas poblaciones europeas.
"Y hay grande imprevisión por nuestra parte en no llenar las condiciones fundamentales de las leyes agrarias. De no haber dado esta ley, resultan todos los males que nacen del inquilinato".

“El autor –decía Sarmiento en 1878 refiriendose a sí mismo - propuso y sostuvo durante los pasados años, fueron las leyes agrarias en las que fue más sin atenuación derrotado y vencido por las resistencias, no obstante que a ningún otro asunto consagró mayor estudio. . .... Aquel sistema que consiste en enajenar la tierra medida y en lotes determinados, era extraño a nuestra legislación colonial y a las prácticas establecidas de la estancia para ganado. Cuando se dieron tierras él los primeros emigrantes en el Baradero, se designaron dos cuadras por persona. Cuando se trató de poblar Salinas Grandes, se destinaron siete cuadras para quintas. Era la pobreza asegurada por ley al labrador. Para estancia, legua y media"
Queda así rendido nuestro homenaje al ilutre sanjuanino.

Los textos han sido extraídos del libro de Natalio J. Pisano, “La Politica Agraria de Sarmiento. La lucha contra el latifundio”, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1979

No hay comentarios: