lunes, 14 de junio de 2010

Fabula o Realidad. La Argentina condenada.



Aproximándose el año 2010, el Señor bajo a la Tierra y así le hablo a Noé:

- Noé, dentro de seis meses haré llover cuarenta días y cuarenta
noches, hasta que toda la Argentina sea cubierta por las aguas y los
pecadores sean destruidos. Solo voy a salvarte a ti, a tu familia y a
una pareja de cada especie animal viviente en la Argentina. Te
ordeno construir un arca y ocuparte de reunir a los animales para que en
seis meses estén todos aquí, en este mismo lugar, listos para embarcar.
- Pero, Señor... - intento argumentar Noé Spadacqua, un humilde carpintero de la zona del Delta.

- Haz lo que te ordeno, Noé!! - bramo el Señor. - En este país, la
perversión, la corrupción y la injusticia han alcanzado un grado
intolerable. El ansia de poder y de riqueza han hecho olvidar mis
enseñanzas. Han dejado de lado el amor al prójimo y el respeto a Dios.
Les voy a dar un castigo ejemplar.
- Haré lo que tu ordenas, Señor - dijo Noé, que era un hombre extraordinariamente recto, bueno y piadoso, como ya casi no se ven sobre la Tierra.

Pasaron seis meses, se oscureció el cielo y comenzó el diluvio.
El Señor se asomo entre los negros nubarrones y pudo ver a Noé llorando amargamente en la puerta de su casa. Ningún arca estaba construida y sólo unos pocos animales vagaban alrededor de su humilde vivienda.
- ¿Dónde está el arca, Noé?, preguntó Dios, enfurecido.
- Perdóname,. Señor - suplicó el pobre hombre, - hice lo que pude pero encontré algunas dificultades.

Para construir el arca tuve que gestionar un permiso, autorizar los planos y pagar impuestos altísimos.
Después me exigieron que el arca tuviera un sistema de seguridad contra incendios, lo que sólo pude arreglar sobornando a un funcionario.
Algunos vecinos se quejaron de que estaba trabajando en una zona residencial, y en eso perdí un tiempo precioso, pues en la Intendencia, para habilitarme, pretendían una contribución a la campaña de reelección del Intendente.

Pero el principal problema lo tuve para conseguir la madera, pues en el Instituto Forestal Nacional no entendían que se trataba de una emergencia y me dijeron que sólo había madera disponible para las embarcaciones incluidas en un decreto que no contempla la construcción de arcas.

Luego apareció el Sindicato que, apoyado por el Ministerio de Trabajo, me exigía dar empleo a sus carpinteros afiliados. Además, durante el trabajo, uno de los carpinteros se enfermó, la AFJP a la que estaba afiliado le dijo que la ebriedad no es una enfermedad, y el juicio me lo inició a mí, por considerar que la cobertura que no le daba el seguro tenía que cubrirlo yo.

Mientras tanto comencé a buscar a los animales de cada especie y tropecé con el problema que, si no siendo para un zoológico, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca obliga a llenar formularios y pagar impuestos que se me hacían imposibles de afrontar.

Obras Públicas, por su parte, me exigió un plano de la zona a inundarse, y cuando les envié un mapa del país, me iniciaron un proceso por desacato.
Por ultimo, la DGR y la AFIP-DGI me hicieron un allanamiento, apoyados por la Gendarmería, en busca de no sé qué, y me desbarataron lo poco que había logrado avanzar en la construcción del arca...

Después apareció un señor del ARBA que me exigió comprobante de pago de Ingresos Brutos por los últimos sesenta años, y como yo no los tenía(tengo 38 años) me embargó las cuentas de los bancos, los cheques que había girado para pagar las madera vinieron de vuelta, y el aserradero me cortó el crédito.

Un día me visitaron inspectores de la ANSES y me pidieron que presentara el pago de todas las jubilaciones del personal que estaba trabajando, y me multaron porque la ferretería que me vende los clavos tenía un cadete en negro, y el abogado que me iba a defender me pidió 20.000 pesos de anticipo, ya que el trabajo en negro está severamente castigado.

Poco tiempo después, la Unión de Constructores de Embarcaciones de Placer me inició un juicio por competencia desleal, pues entendían que mi arca era recreativa, a pesar de que les hice notar que nadie, a su placer, se iba a embarcar con pumas, zorrinos, gatos onzas etc. El Juez se declaró incompetente y estoy esperando una resolución del Procurador General de La Nación (hace cinco meses) para que haga lugar a mi defensa, pues la navegación deportiva y de recreación está fuertemente gravada.

Noé acabó su relato y el Señor nada respondió.
Sin embargo, puso su brazo afectuosamente sobre el hombro de Noé y al cabo de pocos instantes la lluvia cesó, el cielo comenzó a despejarse, apareció un sol brillante y un bello arco iris se desplegó sobre el firmamento.

- Señor, ¿significa esto que no vas a destruir a la Argentina? preguntó Noé con los ojos esperanzados, aunque todavía llorosos.

- No, Noé - respondió Dios, - no es necesario, Hay un Montón de gente que ya se está ocupando de hacerlo.

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