martes, 17 de agosto de 2010

“Serás lo que debes ser o no serás nada”.


17 DE AGOSTO ANIVERSARIO DEL FALLECIMENTO DEL LIBERTADOR, GRAL. don JOSE DE SAN MARTIN
Héctor Raúl Sandler, profesor Consulto, Derecho, UBA

Desde este Blog rendimos un sincero y breve homenaje nuestro general don José de San Martín en el día que se recuerda su fallecimiento.
Quizá llame la atención este homenaje. No ha de faltar quien crea que este Blog se “especializa”, en particular en cuestiones legales y económicas. Sería un tremendo malentendido. La visión de sus sostenedores es contraria a la enfermedad contemporánea de las “especializaciones” en el saber. Más bien debiera ser calificada como “holística”, pues si bien nos centramos en cuestiones de esas materias, lo hacemos siempre desde una amplia y omnicomprensiva perspectiva: la singular condición del ser humano y sus propias dimensiones que lo ponen en permanentes tensiones aparentemente contradictorias. Individuo versus sociedad; materia versus espíritu; orden versus libertad y así sucesivamente.
Dimensiones todas que con su aparecer revelan que el ser humano no es algo que venga a este mundo “hecho y derecho”, sino que, muy por el contrario, llega a este planeta para vivir de tal manera que con ese, su vivir, busque y logre su propia realización como un ser individual, exclusivo e irrepetible.

En esta dirección vale recordar a San Martín por este pensamiento atribuido al Libertador: “Serás lo que debes ser o no serás nada”.

A pesar de ser repetida desde la escuela sin mayores explicaciones, si las hay, todos intuimos que contiene una profunda verdad. Muy profunda. Guarda una radical diferencia con el dicho popular “Genio y figura hasta la sepultura”. Éste es mediocre y refleja la idea que las cosas (o las personas o las sociedades) son así y lo son sin remedio. En cambio en la frase sanmartiniana, a la vez que se reconoce que “somos” lo que hasta hoy estamos siendo, nos advierte que debemos estar muy atento a una responsabilidad existencial. Las que nos demanda en sutil mundo de lo que debe ser. Al que tenemos que descubrir por nosotros mismos y ceñirnos con la conducta a los que nos exija , so pena de disolveremos en la nada.

Nos advierte la frase de San Martín que nuestro ser esta en plena y constante “formación” y que la vida consiste en formarlo sin cesar. Somos algo real, que a simple vista emerge como un cuerpo material, de carne y hueso, formado por materias todas yacentes en este planeta. Pero somos esto y algo más.
Si a los ojos de la vista nos mostramos por este físico, a los órganos de percepción de lo espiritual nos vemos y sentimos a nosotros mismos (y a ojos de los demás) como un ente espiritual. Singulares y únicos. Ese Yo que cada uno de nostros es y sobre el que pesa la obligación existencial de ser y ser conforme a exigencias de ese mundo espiritual, al que pertenecemos, nos plantea. Con nuestro pensar, sentir y actuar, tenemos que esforzarnos para llegar a ser “alguien” que solo en el campo de lo espiritual esta prefigurado.
Desde luego que habremos de actuar bajo el peso de “determinaciones” que de ese mundo material – del cual también somos parte – nos sujetan y condicionan. Mundo en el que hemos encarnado y al que pertenecemos sin dejar de poder de perteneces si hemos de perfeccionar nuestro espíritu. Y esta perfección habremos de conseguirla con la fuerza de pensamiento claro, la calidez del sentimiento sincero y la firmeza de la voluntad inquebrantable.

Todo esto vale para cada hombre individual. Sin embargo hay más. Dada la irredimible condición humana de ser, en este mundo, un ser social, lo dicho para el individuo se extiende a la sociedad. Ella es nuestro hábitat terreno. Para ella también reza el precepto: “serás la sociedad que debas ser” o no serás el lugar adecuado que para los hombres que en ti vivan puedan llegar a ser lo que cada uno deba ser.

Basten esta líneas para rendir homenaje al héroe latinoamericano y, aprovechar el aniversario, para subrayar cuan lejos está este Blog de meras preocupaciones “especialistas”. Su intento es contribuir a forjar ideas, despertar sentimientos y movilizar voluntades para conformar una sociedad en la que muy difíciles de ideales se consigan todos a la vez. Que se concreten en la Argentina real soñada por sus fundadores. Una Argentina que asegure la libertad individual en todas las esferas del cotidiano vivir, la igualdad de trato y oportunidades para todos, la posibilidad del convivir fraterno, la prosperidad económica general, la democracia política y la justicia social. Una sociedad que facilite las condiciones para que cada uno pueda realizar su exclusiva individualidad.

Buenos Aires, 17 de agosto del 2010

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