jueves, 31 de marzo de 2011

Relación entre el sistema rentístico de recursos del estado y el tríptico Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Muchas y esenciales para un orden social humano armonioso. Solo gracias a la satisfacción de las exigencias del ideal Fraternidad serán viables la Libertad individual y la Igualdad de trato que merecen los individuos por parte de la sociedad.

A tal punto (como ha ocurrido antes y ocurre ahora entre nosotros) que al no tener en cuenta el ideal de Fraternidad las conductas derivadas del puro ideal de Libertad se descontrolan y afectan hasta destruirse entre si. Sociedad que solo atienda a la Libertad individual (como ha ocurrido en la cerril etapa argentina siguiente a la Organización Nacional, arroja al abismo al ideal de Igualdad de trato.

En revancha (como ocurre ahora) se instala un avasallante igualitarismo. La Igualdad como ideal preponderante frente al de Libertad lleva al "igualitarismo forzado", el que impide concretar la Libertad individual.

En una palabra, por causa del olvido de la idea rectora Fraternidad - como ha ocurrido antes y ocurre ahora entre nosotros - la idea trimembre que debe regir lo social se fragmenta y da lugar a dos tendencias políticas que se destruyen entre si. La sociedad se convierte en un constante campo de batalla en el que, al final de cada día, solo quedan restos de libertades perdidas y sueños de igualdad inalcanzables.

¿Fundamentos? Muchos; pero nos basta con examinar los pensamientos de Esteban Echeverria, maestro de J.B. Alberdi y repasar el profundo sentido cristiano de Henry George para hallarlos en abundancia. Libertad e igualdad son dos soberbios pilares; pero solo se sostienen en pie gracias al arco de la fraternidad entre los hombres,

Por eso, aun calientes las cenizas en los campos de batalla de la IIª Guerra Mundial, los redactores de la Carta Universal de los Derechos Humanos, se apresuraron a afirmar en el Articulo 1º, como algo fundamental para la humanidad al comportamiento más olvidado en los años precedentes: el fraterno entre todos los seres humanos.

Es a partir de este ideal ternario que se comprende la natural derecho de todo hombre de acceder a la tierra que solo se puede alcanzar si se cumple con el deber irrenunciable de la sociedad de recaudar la renta del suelo, Desde la perspectiva del buen orden humano esta medida permite mantener abierto el acceso a la tierra, en un pie de igualdad para todos los individuos en condiciones de trabajar, a la vez que (aunque de modo silencioso) mantiene viva una firme fraternidad entre todos los hombres. La prueba contra fáctica de esta verdad se encuentra en los terribles procesos a los que da lugar la apropiación de la renta del suelo por parte de unos pocos sujetos particulares, lo que lleva a una rutinaria insensatez consecuente: que los gobiernos saqueen con impuestos al trabajo y la inversión de capital real.

¿Que otra cosa que egoísmo insaciable, encono entre los ciudadanos, tensiones y conflictos propios de una guerra civil permanente relampaguean en el escenario social argentino?
¿Donde está la fraternidad que ha reinar entre hombres que en su Constitución política han declaro tener a Dios por fuente de toda razón y justicia?

La fraternidad no se ha evaporado. Ha ocurrido algo peor; en forma fragmentada ha ido a parar dentro de los múltiples grupos en pugna. Dentro de ellos los individuos se declaran "compañeros", uno para todos y todos para uno. Pero cada grupo de interés solo busca circunstanciales alianzas con otros para derrotar al que considera su enemigo del momento.
En lugar de la permanente relación fraterna en nuestra sociedad reina la ocasional categoría "amigo/enemigo”. Se ha volatizado la fraternidad y en consecuencia la libertad individual y la igualdad de trato también han desaparecido de todas las esferas de la vida social.
Héctor Sandler, Buenos Aires, 30 de marzo 2011

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