viernes, 20 de junio de 2014

Manuel BELGRANO el gran traicionado por la argentina peronista.

HOMENAJE A MANUEL BELGRANO
Genio de la Revolución de Mayo
Héctor Sandler, Profesor Consulto, Derecho, UBA
Manuel Belgrano nació el 3 de  junio de 1770  Murió en la pobreza el 20 de junio de 1820.  
El aniversario de su fallecimiento  ha sido  declarado por gobiernos posteriores día feriado. Pero esta celebración oficial, para nuestro mal, no tiene en cuenta el hueso duro de su pensamiento, su acción como jurista y su genio político. El titulo elegido para recordar a Manuel Belgrano - “Dia de la bandera” - es muy ambiguo para rememorar esa triple dimensión.
Por importante que haya sido crear nuestra enseña patria, necesaria para mostrarnos ante el mundo como una nación en el conjunto de las naciones, mucho más fue el significado político y moral de su vida y su obra.
La nueva bandera  anunciaba la emergencia una nueva nación, es verdad. Pero para Belgrano ésta pretensión consistía de modo principal en constituir ante la humanidad toda una real y  novísima forma de orden social. No era el camino cambiar el idioma o la religión e incluso su forma política. La cuestión primera, como base material de la vida,  era establecer  un nuevo tipo de orden económico. La necesaria base material para que fuera posible  la libertad de todos los individuos en todas las dimensiones en que la libertad humana debe ser ejercida. Este orden económico debía posibilitar a todos y cada uno ganar el pan con el sudor de su frente.
Crear la bandera en medio del combate militar era  necesario para distinguirse del  enemigo en el campo de batalla. Pero su profundo sentido fue el crear una divisa que expresara -ante el mundo entero- que en este sitio del planeta, se pretendía crear una “nueva y gloriosa nación” formada por individuos libres, tratados en pie de igualdad y unidos en abierta fraternidad.
Doctor en leyes, el joven Manuel Belgrano fue en 1794 designado Cónsul por el gobierno del Virreinato del Río de la Plata y desde 1810 miembro de la revolucionaria  Junta de Mayo. Ya mucho antes, desde el Consulado, había comenzado a explicar la necesidad de un “nuevo orden económico”. Resaltaba sobre todo la importancia de la enseñanza y el  aprendizaje de oficios y actividades para que todos y cada uno pudiera incorporarse al proceso de producción  y así vivir del fruto de su trabajo. Para esto era necesaria una “economía de libre mercado”. Esencial pero no suficiente.
Gracias a su conocimiento de la “nueva economía política” explicada por los fisiócratas franceses y conocida por Belgrano en los círculos liberales españoles, desde sus distintos  cargos,  de palabra, en escritos oficiales, mediante la prensa y en secretas reuniones, dio lecciones a los futuros patriotas. Los instruyó sobre algo principal: que el gasto público fuera soportado por un recurso singular. Crear un fondo público formado por el cobro de un porcentual  sobre el valor de la tierra  libre de mejoras.  Desde luego uso el lenguaje actual y no el de la época para expresar de modo fiel el núcleo de su pensamiento.
Su propuesta sorprendió primero pero prendió después en los grandes hombres de Mayo. Germinó lentamente en su generación y creció  fuerte en la siguiente luego de su muerte. El efecto de su filosofía política fue la Ley de Enfiteusis aprobada por el Congreso de 1826.   Fue la primera ley positiva dictada en el mundo consagrando un sistema de recursos para el gobierno compatible con el poblamiento del territorio y el desarrollo económico.
Esta ley disponía  un sistema legal para formar el tesoro público consistente en dos pasos:
1) poniendo la tierra al alcance de todo aquel que quisiera usarla en la ciudad o trabajarla en el campo.  
2) Cobrar a los beneficiarios un alquiler perpetuo (llamado “canon”) para que los gobiernos contaran con recursos para pagar los bienes públicos  sin ofender los salarios ni a la recompensa por la inversión de los ahorros particulares.  Cada uno  sería así el dueño exclusivo del producto de su trabajo y de la inversión de sus ahorros en el proceso de producción y el gobierno de la “renta socialmente creada”. La ley de enfiteusis argentina (que nada tuvo que ver con la enfiteusis del derecho romano) fue la ley mas revolucionaria dictada por un Congreso americano.
El  pensamiento de Belgrano tuvo terribles adversarios y honorables herederos. Su legado, en los 1830,  fue recogido por  Esteban Echeverria y los integrantes de la Asociación de Mayo de 1837, perseguidos y obligados a exiliarse del país por un poder político ocupado por los acaparadores de la tierra y su renta. 
Principal discípulo de Echeverria fue don Juan Bautista Alberdi quien en forma decisiva obró para consagrar esos principios en nuestra actual Constitución nacional.  Constitución Nacional que, lamentablemente, permanece meramente declarativa en este fundamental asunto.  Por intereses creados, fallas en la educación superior y en los dirigentes políticos y sociales. 

Los intereses creados en su época y los sobrevinientes después,  han obrado para desnaturalizar el  pensamiento germinal de don Manuel Belgrano. El mal trato práctico dado a la ley de Enfiteusis  produjo grandes latifundios e indujo en 1870 a dictar Código Civil inspirado en el Antiguo Derecho Bárbaro de los Romanos. Hizo de la tierra –recurso vital dado por Dios a todos los hombres por igual- pasó a ser una mercancía con una grave consecuencia, de no atenuar sus efectos.   El derecho de propiedad sobre la tierra fue y es un recurso para apropiarse del fruto del trabajo ajeno. 
La radical separación  de la idea matriz de Manuel Belgrano y de los ideales de la Revolución de Mayo se agravó en los 1930.  A tal grado que por leyes se transformó la “real constitución social de la Argentina” En la actualidad la Constitución no es espejo en que debiera contemplarse la sociedad argentina.
A principios de los 1930 se creo un nuevo sistema de recursos para los gobiernos.  Este consistía  en apropiarse por la fuerza de parte de los salarios de los trabajadores, los beneficios de los empresarios y los ahorros de los consumidores.  Esta ley –llamada de impuesto a los réditos– fue dictada con vigencia provisoria, solo por 3 años. La fuerza de los intereses creados y la ignorancia de la dirigencia social y política  la convirtieron en la columna vertebral del sistema de recursos del Estado central. Quien no vea en esto el germen de la actual decadencia argentina no presta debida atención a la realidad o carece de los conceptos necesarios para comprenderla.
La dupla “apropiación de la renta del suelo por los particulares propietarios de la tierra” y  la apropiación por el Estado  de los ingresos de  los trabajadores e inversores mediante miríadas de impuestos “,  ha hecho de la Constitución de 1853/60 – en materia económica– papel pintado. Las consecuencias están a la vista: ruinosas condiciones de vida de millones de personas y la no menos ruinosa condición del país en el mundo.   Este sistema interno ha puesto a nuestra patria a merced de los usureros que proliferan por doquier.
Justo hoy, en el aniversario de la muerte de Manuel Belgrano, por ignorar sus postulados para un buen orden social, nuestra patria y sus habitantes sufren las consecuencias de un crónico endeudamiento externo y el asedio de inescrupulosos agentes financieros. Es el precio de ignorar a Belgrano y limitarse a honrar al creador de la bandera.
Desde la cátedra de Filosofía de Derecho, rendimos   homenaje al primer gran economista argentino, el abogado Manuel Belgrano,  rogando a "Dios fuente de toda razón y justicia" para  que su numen espiritual inspire a  todos los argentinos en la tarea de recobrar las condiciones de vida que una vez pudimos lograr.
Buenos Aires, junio 20 de 2014

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