martes, 1 de julio de 2014

LIBERALES LIBERTARIOS: "LA BARBARIE LETRADA" de Juan Bautista ALBERDI

"Existe una Barbarie Letrada  mil veces mas peligrosa que 
todos los indios de America" J. B. Alberdi

UN ERROR FRECUENTE EN LOS LIBERALES LITERARIOS

Héctor Sandler, profesor Consulto, Derecho, UBA


En el diario La Nación de hoy (Lunes ,30-jun-2014)  Vargas Llosa dedica un extenso comentario a Ortega y Gasset, con motivo de la biografía que sobre éste ha escrito  Jordi Gracia, titulado El fracaso de Ortega y Gasset (Taurus).  La reseña abarca diversos aspectos de la vida del filósofo y hombre público español, de los cuales nos interesa comentar los párrafos que aluden a la fuerte  vocación y actividad política de Ortega y Gasset. Respecto de éstas concluyen Jordi y Vargas Llosa que ella remató en colosal un fracaso. No solo porque terminada la sangrienta guerra civil tuvo que exiliarse, sino porque a pesar de haber militado en las filas republicanas, con la cabeza gacha y a boca cerrada,  regreso a España para vivir bajo el régimen falangista del dictador Franco.
Esa suerte no tuvieron miles de sus compatriotas, entre los cuales recuerdo al republicano  abogado vasco don Carlos P. Carranza, contemporáneo de Ortega y Gasset, por años exiliado en nuestro país.  Fue insigne autor de varios libros explicando  las bases legales y económicas necesarias para que todos los habitantes de un país gozaran de un igual derecho de acceso a la tierra y que la renta que sobre ella crece fuera la base del fondo para afrontar el gasto público. Estudioso de Álvaro Florez Estrada  fue admirador de Belgrano y Rivadavia como inspirador y promulgador, respectivamente,  de la Ley de Enfiteusis de 1826.  Tipo de ley indispensable para establecer una economía privada ordenada por mercados libres  y otra economía pública sustentada  con lo recaudado en concepto de valor de la tierra libre de mejoras. No por ocurrencia, sino  para que sea la base material necesaria de los ideales de libertad individual, igualdad de trato y justicia social. 
Gracia y Vargas Llosa lejos de atribuir a su ignorancia en economía y derecho el fracaso de Ortega, cuando trata de concretar su  vocación política, lo atribuyen a la incomprensión del pueblo español,  sin mayores distinciones En pocas palabras, Ortega y Gasset estaría imbuido de tan excelsos ideales políticos que quedaban fuera del alcance del hombre común.  . 
Conviene a todos los argentinos reflexionar sobre estos comentarios de Vargas Llosa y Jordi Gracia, pues ambos cometen el mismo error que , para colmo, se propaga entre nosotros. Tratan de explicar el fracaso político del filosofo español por su adelantado idealismo. Por haber hecho propuestas demasiadas  avanzadas para el común de sus conciudadanos,  la mayoría simples campesinos y todos asalariados.
Que la violencia y el salvajismo imperó en ambos bandos a partir del estallido de la guerra civil ,  esta fuera de cuestión. Pero también lo está que fue largo el período anterior a la irrupción de Franco. Este largo periodo tratando de poner en pie la República estuvo saturado de ríspidas discusiones entre los propios “republicanos”. Sentimientos e ideologías diferentes predominaban en ese combate  civil, en el que las mas disparatadas ocurrencias semejaban a  los dioses y diosas griegos que intervenían en la guerra de Troya a favor de unos y otros   Pero justo  en este abierto combate de ideas era la ocasión para que un hombre del talento y el crédito intelectual que ya gozaba Ortega y Gasset , hubiera puesto de modo claro y preciso  las ideas sobre el necesario orden económico a concretar mediante pocas y precisas leyes a fin de establecer así la base material que una república democrática requiere. Y es aquí donde Ortega y Gasset brilló por su ausencia. Cuando en su patria desde Jovellanos hasta Flores Estrada las ideas fisiocráticas han calado muy fuerte.
Consideramos necesario analizar desde este punto de vista lo que mas abajo se transcribe  del articulo de Vargas Llosa,  porque también entre nosotros se ha dado y repite hoy,  a modo de clisé,  que muchos de nuestros  gobernantes contemporáneos no han sido comprendidos por los hombres de su tiempo. En ciertos casos puede ser verdad; pero han sido mucho mas frecuentes los casos  en que los  fracasos de los gobiernos democráticos se han debido a una supina ignorancia de quienes ejercían directa o indirectamente el poder político. Desconocían  que pocas leyes positivas son bastantes para establecer  las bases económicas que hagan posible la libertad individual, la igualdad de oportunidades y la fraternidad entre los habitantes. Para colmo, se calla que este saber fue el inspirador  de la Revolución  de Mayo en materia legal y económica, que fue cultivado en la Asociación de Mayo presidida por  Esteban Echeverria e  incorporado en normas de la Constitución, aun vigentes por obra de Alberdi. Aparten  la atención los estudiosos del derecho  de las   famosas  Bases, pues fueron escritas para elegir la Constitución entre muchas el modelo que necesitábamos para poblar nuestro desierto país con “todos los hombres que quieran habitar el suelo argentino”.   En cambio, recomiendo  estudiar a fondo su Sistema Rentístico de 1854, escrito por Alberdi después de aprobada la Constitución para que diputados, senadores, presidentes y jueces interpreten y apliquen sus normas para poner en pie el orden económico ordenado por la Constitución. 
La inquietud y actividad de Ortega como político – dice Vargas Llosa - . “fue tan importante como la intelectual. En su juventud, en su temprana y media madurez, ambas vocaciones se fundían en una sola; quería ser un gran pensador y un gran escritor para cambiar a España de raíz, volverla europea, modernizarla, democratizarla, lo que para él -como para los intelectuales que atrajo a la Agrupación al Servicio de la República- significaba llevar a gobernar el país a sus hijos más cultos, inteligentes y decentes, en vez de esa clase política que desprecia por mediocre, falta de ideas y de creatividad, acomodaticia y cínica.
Queda bien a la vista que para ambos – Ortega y Vargas Llosa – la cuestión del buen orden social queda  resuelta con una clase política ilustrada y decente. Una simple lectura al libro de Alexis de Tocqueville La Democracia en America, basta para descalificar por completo este juicio. La democracia es el sistema político en que los hombres comunes cuentan. No hay que seleccionar a los mejores, sino que debe dictarse  un orden legal que establezca un orden económico que fomente la libertad de decisión y acción para que todos y cada uno pueda lograr su bienestar  mejor a través de decidir dónde y como trabajar.
“ A tratar de formar un movimiento que materialice ese proyecto dedica buena parte de su tiempo – continua Vargas Llosa -  pues él está convencido de que se trata de una acción cultural, de diseminación de ideas nuevas y fértiles, y eso explica que se vuelque de ese modo a la tarea periodística, en diarios y revistas, convencido de que ésa es la mejor manera de cambiar la política en uso, contagiando entusiasmo por unas ideas y unos valores que deben llegar al gran público de la misma manera que llegaban a sus estudiantes: a través de la persuasión. No es difícil advertir que en los escritos de Ortega  no hay consideración alguna sobre las bases materiales necesarias para la vida de cada no y las legales para un orden económico construido mediante el ejericio de la libertad individual. Ni vestigios hay en su obra que denuncien, al menos, la importancia de determinado tipo de orden económico – el de libre mercado - para que puedan emerger y concretarse los ideales sociales..
Hasta lo que mi conocimiento alcanza no conozco escrito alguno de Ortega y Gasset que trate del orden económico, orden necesario para que se sostenga como realidad un orden político democrático y republicano. Si tal escrito existe, ruego al lector avisado me lo ponga a disposición para leerlo.
Igual desconocimiento padezco acerca del orden legal auspiciado por Ortega y Gasset para constituir un orden económico en el que el trabajador (de toda clase y condición) sea el dueño exclusivo del producto de su trabajo, es decir su salario, el inversor dueño del fruto de la inversión de sus ahorros, esto es el interés , y que el gasto público sea calzado con la recaudación  de la renta del suelo que los gobiernos han de recaudar tasando a  la tierra libre de mejoras y a precio de mercado.
No veo por ningún lado que Ortega y Gasset en tanto político sea – como dice Vargas Llosa - “uno de los grandes pensadores de nuestra época, y que, precisamente en el tiempo en que vivimos - no en el que él vivió”,  ni menos aun que sus ideas políticas hayan sido en buena medida confirmadas por la realidad de la  España actual con millones de hombres sin trabajo ni perspectivas de tenerlo en el  porvenir. 
Vargas Llosa cierra su articulo con este pensamiento:  “leer a Ortega y Gasset no es un quehacer arqueológico, sino una inmersión en un pensamiento candente, muy provechoso para encarar la problemática actual”. Mas allá de  mi aprecio hacia  la persona de Vargas Llosa, casi en prueba de amistad, sostengo que padece de un grave desconocimiento de los requisitos materiales, legales y económicos,  para que el liberalismo que dice apreciar sea una realidad en nuestros pueblos latinoamericanos.
Buenos Aires, junio 30 de 2014 

No hay comentarios: