sábado, 1 de julio de 2017

Sobre como el Régimen Tributario Unitario se impuso al Sistema Rentistico de la Confederación Argentina.

La Recuperación de la Paz Social y la Prosperidad Argentina exigen cambiar la Fuente de Ingresos Públicos

El Código Civil fuente de desorden.
El desorden inicial argentino tiene origen en el Código de 1870, aun vigente en cuanto posibilita a los dueños de la tierra enriquecerse beneficiándose con la “renta social” que sobre su propiedad crece. En 1912 el gran presidente Roque Saenz Peña proyectó la ley para que los propietarios pagaran un tanto por ciento del valor real de su tierra, sin por ello afectar los derechos de propiedad Se lo denomino “impuesto al valor de la tierra libre de mejoras”. Hubiera puesto fin al cáncer social de acaparar tierra para enriquecerse con el trabajo ajeno. La compra venta de tierra habría cesado como “negocio comercial”. Desgraciadamente su prematura muerte impidió su sanción.
Violentar el orden económico Constitucional trajo las siguientes consecuencias:


1. En 1932 el problema empeoró.
Para lograr recursos para el Estado evitando alterar el privilegio de los terratenientes, por una “ley provisoria” so pretexto de regir solo por 3 años, se estableció como fuente de recursos para el gobierno el funesto “impuesto a los réditos”. Así se inicio el mal de gravar al trabajo y a la inversión de capital. A partir de esta mala semilla se ha propagado una selva actual de mas de 94 impuestos Todos castigan a la producción y al consumo.


2. El gran cambio de 1943.
El gobierno de facto de 1943 y el gobierno electo que le continuó, mediante miles de decretos, leyes y reglamentos sustituyeron el orden económico de la Constitución 1853/60 (economía de libre mercado) por el de su tipo opuestos: “planificación de la economía social y publica por el gobierno central”.


3. Los fallidas reformas desde 1955. 
Tras el derrocamiento del gobierno, la auto denominada Revolución Libertadora pretendió cambiar ese orden económico. Sin embargo, fallo en lo principal: no cambió al sistema de recursos para el Estado basado desde 1932 en los impuestos a la producción y el consumo. Mas allá de la diversidad de color político y de propósitos programáticos, todos los sucesivos gobiernos hasta el día de hoy mantuvieron las dos causas raíces de la ruina argentina: a) La apropiación por los dueños de tierra (urbana y rural) de la renta publica que se expresa en su precio de mercado y b) el sistema de impuestos creado en 1932 que de simple ley provisoria se ha transformado en una hidra de 94 leyes que paralizan cuando no destruyen toda iniciativa y actividad económica particular.


4. Argentina carece de sistema monetario.
La falta de voluntad política para eliminar el actual sistema de impuestos junto a la pretensión de mantener la actividad económica sobre tan pésimas bases, ha generado “inflación crónica”. La Argentina ha degradado su moneda al extremo que en la actualidad carece de moneda. Los billetes en circulación sin respaldo solo sirven para el cotidiano consumo interno. Todo habitante trata de deshacerse de la moneda nacional lo antes posible. Si alguno puede atesorar, lo hará en moneda extranjera y en bancos del exterior. Ergo la Argentina carece de algo esencial a la economía actual: un sistema monetario. Las consecuencias retardatorias que para una sociedad moderna implica tal falencia están a la vista.


5. La cuestión mas ignorada en la actualidad. La cuestión de la renta de la tierra y del daño de los impuestos desapareció de las cátedras superiores, de los partidos políticos, de los gremios y, finalmente, de la opinión publica. La “cuestión de la tierra y su renta ” ha sido enterrada en la Argentina. En la actual democracia es asunto que ni asoma en el debate político sobre cuestiones económicas.


6. Resumen fatal.
La suma de estas 3 políticas legales 1º) Régimen de propiedad de la tierra y de su renta establecido por el C.Civil (1870) ; 2º) el Régimen de impuestos al trabajo, la producción y el consumo (1932) y 3º) la planificación estatal de la economía (desde 1943 hasta hoy) han arruinado a la Argentina. Ha quedado fuera del mundo.


7. El nada insignificante daño de la “ruina demográfica”. Prueba cantante de aquel fatal derrotero que un país con casi 3 millones de kilómetros cuadrados parece no poder albergar decentemente ni a 40 millones de habitantes. La mitad de esa población vive hacinada en menos de 4000 km2. Tres millones en la CABA, 12 millones en el Gran Buenos Aires, y el resto en el Gran Rosario y la Gran Córdoba. Los otros 20 millones, hacinados en las capitales de despobladas provincias. Exiliados económicos se cuentan por millones.


8. De la nutriente inmigración a la expulsión de la población. De 1860 a 1930 – cuando regia la Constitución nacional – el país se pobló con inmigrantes de notables países. Desde 1950 a la fecha, en grado creciente, la población que alcanza la mayoría de edad busca emigrar hacia los lugares que su patria le brinda. Se calcula que mas de de 3 millones de argentinos radicado en el extranjero. Y la emigración no cesa.


9. No conocer esta historia ni reconocer sus causas agravará más y más al actual estado de “conflicto social permanente”. La Patria y el porvenir para nuestra juventud exigen una clara reflexión sobre las causas raigales de nuestra decadencia, para ponerle fin dictando un derecho justo. Uno necesario para recobrar le senda de la prosperidad general. Un derecho que rebaje la carga impositiva y recurra para el gasto público a la recaudación de la renta del suelo. Tal como lo soñaron los hombres de la Revolución de Mayo, pensaran Esteban Echeverria y Juan Bautista Alberdi y propusieran Presidentes de la calidad de un Roque Saenz Peña.

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